¿Por qué nuestros quesos no llevan aditivos?

¿Por qué nuestros quesos no llevan aditivos?

 

El paso del tiempo y las nuevas investigaciones reafirman el compromiso de Quesería Zucca con la alimentación sencilla y saludable. Hacemos quesos fermentados (hay burratas y mozzarellas que no lo están) y sin aditivos, desde nuestros inicios.

Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), los aditivos son “sustancias que se añaden a los alimentos con un propósito tecnológico (para mejorar su aspecto, textura, resistencia a los microorganismos, etc.) en distintas etapas de su fabricación, transporte o almacenamiento”. Hay 27 clases distintas de aditivos, algunos de ellos como los colorantes, los antioxidantes o los conservantes, muy conocidos, bien por su nombre o por su código E, presente en muchos listados de ingredientes de las etiquetas alimentarias.

La propia AESAN indica que se trata de sustancias seguras para los consumidores, autorizadas para cada alimento. Pero, como sucede a menudo en alimentación, el problema es qué tipo de aditivos comemos y, sobre todo, en qué cantidad, porque esto afecta directamente a nuestra microbiota intestinal, es decir, al conjunto de bacterias que viven en el tubo digestivo del ser humano. Estas bacterias nos ayudan a metabolizar ciertos alimentos, producen vitaminas, degradan toxinas y nos protegen frente a patógenos, así que nos interesa mantener una microbiota abundante, diversa y equilibrada.

El abuso de antibióticos, el empobrecimiento de nuestra dieta, con poco aporte de fibra y escasa en alimentos fermentados como el queso artesanal, el exceso de cesáreas al inicio de la vida, el estrés, y otros factores, provocan como resultado una degradación radical de nuestra flora bacteriana (en más de un 50% con respecto a la microbiota de sociedades no occidentalizadas), perdiendo varios tipos de bacterias, hecho que afecta significativamente a nuestra salud. Un cambio esencial que las últimas investigaciones revelan como clave para comprender las enfermedades más comunes y graves.

¿Algún ejemplo? Productos como la burrata llevan, más a menudo de lo deseable, emulsionantes químicos. Estos aditivos tienen la función de dar una consistencia suave y sedosa, que hace que los alimentos sean más atractivos para el consumidor. Recientes estudios han demostrado que el consumo habitual de estos aditivos tiene como resultado un empobrecimiento de la microbiota y el daño de la barrera intestinal, que supone un proceso inflamatorio del intestino y, si esta inflamación persiste, surgen enfermedades crónicas (obesidad, diabetes tipo 2…). También os contamos aquí cómo afecta el consumo excesivo de espesantes y estabilizantes a nuestro organismo. Y pronto os detallaremos en otro post por qué es bueno elegir alimentos fermentados y cómo inciden en nuestra microbiota.

Burrata Zucca

En Zucca seguimos apostando por no incluir en nuestros productos ningún tipo de aditivos, que sin duda harían que nuestras elaboraciones fueran más fáciles, duraderas y baratas. Pero estamos empeñados en seguir fieles a nuestros valores y ofreceros lo mejor para vuestra salud.

Para terminar, queremos recomendaros el documental Microbiota: los fabulosos poderes del intestino, para profundizar en todo esto que os contamos aquí.


La esencia de todos los productos de nuestra quesería, la leche cruda

 

Queremos hablaros de la esencia de todos los productos de nuestra quesería, la leche cruda. En nuestros inicios, comenzamos a elaborar casi todos los quesos con leche pasteurizada. Sin embargo, la evolución en nuestra propia formación quesera al respecto de nuestra principal materia prima y, relacionado con ello, la asistencia a las Jornadas Científicas Internacionales sobre leche cruda, celebradas en Valencia en octubre de 2019, supusieron una apuesta por la biodiversidad de esa leche y del territorio en el que vivimos.

Pensamos que si la leche que comprábamos era de calidad, cumplía los estándares de higiene necesarios, además de proceder de un manejo ganadero impecable, no tenía sentido destruir todos los microorganismos beneficiosos con los que contaba, matar un alimento vivo que aporta carácter a nuestras producciones. Al mantener la microbiota presente naturalmente en la leche, se potencia el sabor y los matices de cada queso, que cambiarán en función de la raza de las vacas, de lo que coman, de la estación del año, etc.

Diversos estudios hablan sobre los beneficios de la leche cruda, sobre todo en lo relativo a la prevención de enfermedades inmunológicas (diabetes, artritis reumatoide…) y a la protección ante enfermedades como el asma y las alergias. También se ha demostrado cómo los quesos de leche cruda contienen una cantidad significativamente mayor de ácido fólico (que ayuda en el crecimiento de los tejidos y en la formación de nuevas células, entre otras funciones) y que comer quesos de leche cruda es una excelente manera de introducir microorganismos funcionales en la dieta, los famosos probióticos, que son alimentos que contienen pequeños organismos vivos que sirven para mejorar o modificar el equilibrio bacteriano intestinal.

Podéis encontrar más datos y estudios al respecto en este link https://www.milkscienceconference.com/es/documentacion/

A poco que busquemos información sobre la leche cruda, encontraremos encendidos debates sobre la idoneidad de la misma. Como con el resto de decisiones alimentarias que tomemos, solo hay que formarse en profundidad; preguntarse sobre el origen e intereses de las fuentes que manejamos; comparar qué está sucediendo en países de nuestro entorno y, por supuesto, considerar si esa decisión supone una mejora para nosotros. En Zucca lo tenemos claro.


Jornadas Científicas Internacionales sobre Leche Cruda

Este mes de octubre es una fiesta para el mundo de los lácteos. Por fin vamos a tener la oportunidad de tratar seriamente el tema de la leche y los quesos de leche cruda. Del 23 al 25 de este mes tendrán lugar en Valencia las Jornadas Científicas Internacionales sobre leche cruda, en el marco del XI encuentro anual de la Red Europea de Queserías de Campo y Artesanas.

El hecho de que sean científicos de reconocido prestigio en toda Europa los que planteen sus argumentos ante productores, consumidores, tiendas y restaurantes, periodistas, autoridades sanitarias, distribuidores, etc. nos revela el rigor con el que se abordará el tema, y a la vez nos invita a acudir para poder conocer en profundidad esta cuestión que tanto da que hablar.

Se debatirá sobre ecología microbiana de la leche y beneficios para la salud de los lácteos elaborados con leche cruda. También se plantearán otras cuestiones de interés como los aspectos organolépticos, tecnológicos, económicos, sociales y relativos a la seguridad alimentaria. Tenéis toda la agenda aquí.

Pero si además sumas que las jornadas van más allá de la teoría, que son un panel de intercambio y discusión sobre el tema, con la posibilidad de degustar más de 50 variedades de lácteos de leche cruda provenientes de toda Europa, está claro que estos tres días se convierten en una enriquecedora oportunidad para formarnos, compartir y captar ideas que nos ayuden a seguir avanzando. Una verdadera celebración.

Todo este gran trabajo de organización que han llevado a cabo nuestros compañeros de QueRed (Red Española de Queserías de Campo y Artesanas) y FACEnetwork no finaliza en octubre, ya que durante estas jornadas se va a promover la creación de una red internacional de equipos de investigación sobre leche cruda, que ayude a la divulgación de resultados y a poner en marcha nuevos proyectos que vayan respondiendo a las necesidades de la ciencia y la sociedad.

Puedes inscribirte y colaborar de diferentes formas en https://www.milkscienceconference.com/es/

¡Nos vemos en Valencia!


No es solo comida, es cultura

 

Cada vez que visitamos Italia y nos adentramos en su bulliciosa cotidianeidad, nos damos cuenta de cómo la comida trasciende la mera necesidad vital hasta convertirse en el acto social por excelencia. Algo que es propio de todas las culturas se transforma en la Italia merdional en un marcado ceremonial en torno a una reunión familiar, a una celebración o a una época del año. El ineludible ritual del fabuloso café italiano para recibir a cualquier persona en casa propia; la deliciosa pizza margarita en torno a la cual se reúnen un grupo de amigos cualquier noche del año; el “ ´o pere ´o muso” (generalmente pies de cerdo y morro de vaca cocidos, servidos en trocitos con sal y limón) disfrutado de pie y con las manos en uno de los numerosos puestos callejeros de Nápoles o alrededores; sin olvidar los variados platos de pasta con marisco rodeados de infinitos acompañantes a base de verduras de la rica huerta vesubiana, siempre diferentes, caseros, sorprendentes, exquisitos…

Pero para nosotros, como no podía ser de otra manera, la tradición de los quesos de pasta hilada es una de las más vibrantes y elocuentes. Muchísimos platos cotidianos tienen como ingrediente indispensable este tipo de quesos. Pero también se comen solos, como entrante o postre, o para “fare uno spuntino”, nuestro picoteo.

El despliegue lácteo en algunas tiendas de barrio nos hace emocionarnos. Es muy habitual, por ejemplo, que los italianos compren mozzarella para ser consumida ese mismo día o, como mucho, al día siguiente ¡cómo si fuera un pan! Se sirve en un plato, a temperatura ambiente, reinando sola, sin ninguna compañía. Se parte con un cuchillo o se desmenuza con dedos impacientes. Y mientras la saborean, debaten sobre la calidad de la misma, sobre el tipo de leche, sobre la quesería que la produce, exponiendo cada miembro de la familia sus preferencias. Y se recorren kilómetros con el fin de conseguir esa mozzarella especial de esa quesería particular, para poder degustarla los días de fiesta.

Los actos cotidianos desprenden en muchas ocasiones un simbolismo apabullante. Una simple bola de queso fresco nos remite a la tradición secular, a la tierra que acoge y nutre las numerosas granjas de vacas y búfalas, al trabajo diario de los queseros, a los sabores de la infancia. Nos recuerda que la comida es una complicada red de pensamientos, actos y emociones y que es imprescindible saber qué comes y por qué. Nuestra alimentación es fiel reflejo de nosotros mismos y de nuestra cultura. ¡Ahí es nada!


Aires musicales

Los Conciertos de la Estufa son otro de los acontecimientos que nos hacen sonreir al pensar en la suerte que tuvimos en recalar en Portillo. Estas líneas son nuestro pequeño homenaje a quienes la hacen posible. Gracias.

Érase una vez un grupo de amigos, músicos todos ellos, que decidieron compartir su pasión por la música con el resto del mundo. Corría el año 1999 cuando comenzaron, con no poco esfuerzo, los conciertos de la Estufa en las antiguas escuelas de Arrabal de Portillo.

Ya sólo su nombre nos calienta, calor del bueno, del que te enciende el alma. Y nos evoca los inviernos lejanos de la infancia, todos alrededor de la estufa de la abuela. Y es que lo familiar, lo cercano, está siempre presente en cada concierto. Una suerte de energía generada en parte por el lugar, una escuela de las de antaño, con grandes ventanales y una estufa de piñones que hace que esas frías noches invernales de la Tierra de Pinares castellana, sean apenas una lejana evocación. Y, como si estuviéramos en nuestra propia casa, la actuación se interrumpe para reunir al público en torno a un vinillo y unas zapatillas, esos famosos mantecados portillanos, excusa para estirar las piernas y charlar un rato.

Pero además la Estufa presume de público, personas de toda edad y condición que se reúnen atraídos por la atractiva programación, sin ningún tipo de prejuicio. Quizás sea este hecho el que facilite la fluida interconexión entre músicos y auditorio. Rara vez se ha visto, viernes tras viernes, público tan cómplice y entregado.

Los propios artistas que comparten su música acaban siendo parte del embrujo estufero. Músicos, a menudo de primera fila, de los más variopintos estilos: jazz, flamenco, música caribeña, africana, tango, rock, música de autor…  de todo un poco y sin perder de vista lo que se cuece por estos lares. Y una programación única para los niños… ¡no se puede pedir más!

La Estufa no está dispuesta a morir de éxito. Quiere mantener su encanto, en ese lugar mágico y con esas condiciones. Y también su filosofía: amar la música y compartirla. Nosotros ya no podemos pasar nuestros inviernos sin los conciertos de la Estufa. Ya lo decíamos, calorcito del rico. No contamos más… hay que vivirlo.


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